-Separa bien los muslos, alma mía
que quiero bien de cerca ver tu rosa
¡Oh, suavísimo vello! ¡Oh, rica cosa!
¡puerta de mi ilusión! ¡Miel! ¡Ambrosía!
Un capricho me llena de alegría;
voy a comerme fruta tan golosa;
me volveré y seré treta graciosa
pues a tu boca irá mi mercancía.
-¡Que me aplasta! ¡Aguarda! ¡Ay, mi pecho!
Jamás tan cerca vi verga tan tiesa
Mas juro que he de dejarte satisfecho.
-¡Hola al cabrón! ¡Miren la permuta!
Él lame en el panal como en barbecho
y ella cree que la verga es una fruta.
-¿Vieja, quieres aquí poner tu morro?
-Hijo no me pongáis los dientes largos,
que tan sólo de veros ya me corro.
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Pietro ARETINO (s. XVI)